El multiverso OCON
La política del arte y el arte de la política.
Desde hace algún tiempo recibo diversos mensajes y comentarios en torno al aparente caos que me gobierna en material personal y profesional.
Vengo a darles un marco teórico para interpretar una larga sucesión de hechos.
Continuas repreguntas: ¿Ahora haces música electrónica? ¿Ya no hablas mas sobre cuestiones estratégicas o geopolíticas? ¿No das mas clases? etc.
Antes de contestar todo los interrogantes me gustaría convidarlos con algo que hice. Creo que ayudaría a entenderme, si además de leer, escuchan. Empecemos con una propuesta musical: Una reversión de “Lo que una día fue”.
Buscaba una voz melancólica y fantasmal para hacer una canción de “deep progressive house”. Encontré esas cualidades en la voz de Paloma Morphy y decidí transformarla en este remix. Pueden buscar también la canción original y compararlas. Me interesan sus opiniones.
En este último año pasaron muchas y creo importante explicarme por qué he decidido renunciar a la academia, a la docencia y la escritura académica formal. También el viraje a lo artístico: producción musical y revistas y canales de streaming. Incluso este mismo newsletter ya resultaba algo extraño para muchos.
Ni la Academia ni la política son lugares para mi.
El gran problema de la academia, en materia de economía (geo)política y estrategia, es principalmente la capacidad de comprensión de un pasado imposible de reproducir. Las condiciones materiales e históricas en las cuales ocurren ciertos fenómenos ponen a cualquier académico (de ciencias sociales) en el lugar de comprensión, pero no de creación.
En pocas palabras, puedo hablar horas sobre cómo fue la revolución industrial en Alemania o Corea del Sur, la guerra franco-prusiana o el desarrollo del sector nuclear argentino, pero nada de eso sirve. Esa información es puramente descriptiva o informativa. La naturaleza de la Academia es generar herramientas para entender el presente o el pasado, pero no el futuro.
Todo suceso político es un suceso artístico, en tanto la política y la estrategia son “artes”. Es por ello que, incluso la guerra es un arte, al igual que la estrategia; aquí cobra sentido la idea del “arte de la guerra”. Todo fenómeno político depende de la estrategia y la creatividad del hombre en un momento histórico dado, sin capacidad de mantener variables constantes. Es por esta razón, que toda cuestión humana, es inherentemente política y por ende, artística -en una definición amplia de la palabra.
Toda arte tiene su técnica. Justamente, la etimología de la palabra arte proviene del griego téchne, que se refiere a la aplicación del saber para hacer cosas ; es decir la técnica. Lo único que uno puede aprender son técnicas (políticas, militares, físicas) para ser utilizadas en situaciones diferentes, donde los resultados pueden ser predecibles pero no certeros. La realidad misma es incierta, y nunca podemos predecir en (geo)política lo que va a ocurrir aunque hagamos las mismas cosas. La complejidad en las cosas humanas, implica caos e incertidumbre.
Saber y hacer son dos cosas diferentes. La práctica política es un gran ejemplo de ello: ser Doctor en Ciencia Política no me hace de ninguna manera un político. Esa es la gran crítica que puedo hacer a aquellos estudiantes de la carrera que estudian con la finalidad de convertir esos conocimientos en práctica. La técnica de la práctica política es distinta a la técnica académica .
La práctica política real requiere embarrarse en el discurso, en la corrupción, en la administración del poder, la negociación, la manipulación y por sobre todo, el carisma: la capacidad de hacer que otros hagan lo que yo quiero sin usar mecanismos coercitivos ni violentos.
Yo no deseo nada de esto.
Todas mis experiencias políticas y académicas tenían por finalidad aportar experiencia y conocimiento para una tapa siguiente de capacidad productiva y reflexiva. Es decir, parte del proceso de finalización del doctorado, que hoy tengo, era justamente abandonar la academia. Una actitud un tanto extraña para mi propio campo, pero necesaria para mis propios objetivos.
Ahora bien, sí está en mi, la generación de espacios de reflexión, de crítica y de creación artística. Es decir, mi búsqueda está asociada a la belleza, la emociones, la empatía, la ética y la comunidad. En otras palabras, busco hacer arte. Busco hacer una vanguardia cultural.
Hay un multiverso OCON:
Estos espacios de ninguna forma son propios. Son el resultado de labores colectivas, camaradería y amistad que dieron lugar a distintos proyectos de los que hoy participo activamente, y que pretenden promover desde la contrahegemonia cambios culturales.
PERO LEANDRO, ¡ESO ES HACER POLÍTICA!
Exactamente: es el arte de hacer política a través del arte. Es hacer “La Política”.
En varias ocasiones he tenido que aclarar la importancia de diferenciar “La Política” (o Alta Política) de la política (baja política). La Política con mayúscula, es aquella que se preocupa por asuntos vitales para la Nación o aquellas cuestiones trascendentales y y metafísicas para la humanidad. En cambio, la baja política, o la política con minúscula, es aquella preocupada por los asuntos administrativos, partidarios, electorales, sociales, etc.
Siempre fue eje de preocupación personal y profesional cuestiones de Alta Política: trascendentales, metafísicas, estratégicas y/o culturales. Nunca fue de mi interés involucrarme en cuestiones de baja política, la “rosca”, el minúsculo debate sobre la administración del Estado, etc. El gran problema de los países colonizados es que convierten cuestiones de baja política en su Alta Política. Es decir, su gran política es la administración del Estado.
Por cierto, esto es el gran discurso libertario que yo critico. Ningún país poderoso es libertario, pero si promueven discursos libertarios en aquellos países que desean colonizar, justamente porque La Política la define el hegemón, y las colonias solo deben preocuparse por administrarse bajo la orbita geopolítica del otro.
Es aquí donde lo cultural juega un papel clave en la estructuración de las problemáticas políticas: la constitución de la baja política en la La Política genera que los mayores problemas nacionales sean cuestión de administración del estado -en particular, el Estado de bienestar-, y que los principales enemigos sean internos, faccionalizandose así la sociedad generando un juego de suma cero.
Prefiero no jugar ese juego.
Mi gran ruptura intelectiva y espiritual se produce en el entendimiento que la política nacional orbita alrededor de una centro gravitacional geopolítico que no es propio, un área de influencia estructurante del habitus sociocultural y económico. En este sentido, los nacionalismos locales, un espacio ideológico en el que se me ha incluido de forma confusa, terminan operando en una dimensión creada por otros. Desde ese percepción de la nación y de la estructuración de “los intereses vitales y estratégicos nacionales” es que se produce mi alejamiento político, ideológico y filosófico.
Aquellos intereses vitales y estratégicos nacionales son definidos políticamente desde una visión de baja política.
El pensamiento nacional, que es algo que merece su propio tratamiento, termina por ser un juego dialectico que alimenta diversos actores que solo aspiran el control administrativo del Estado y así una redistribución de la riqueza acorde a los actores que hacen posible su ejercicio del poder. Esto posee escala local, nacional, regional e internacional. Nuevamente…
Prefiero no jugar ese juego.
En los diversos espacios que intento construir la critica cultural y la divulgación artística son cuestiones vitales. Porque la raíz de nuestros problemas, como habitantes determinados espacios geográficos, como humanos o como seres vivientes opera primigeniamente, en base a nuestra percepción de la realidad, es decir, desde nuestra ideología en un campo filosófico-cultural.
Este blog es el principio de este recorrido personalmente de ruptura con esas estructuras estructurantes que menciono. Fue pensando en gran medida como un lugar donde pudiera ir desarrollando una filosofía personal anclada con mi propia visión del mundo, dando un aporte que supere el fatalismo de muchos pensadores contemporáneos que solo producen tristeza y desesperación desde el rincón de su teclado. Mi preocupación principal: construir una ética biopolítica sobre la relación entre la vida, la muerte y la maquina. Es decir, volver a discutir lo que realmente importa: cómo vivimos y cómo morimos.
Mi propuesta general, para muchas conservadora, para otros progresista, es justamente superar ciertas dicotomías que considero falsas. Falsas reducciones o simplificaciones generadas por el discurso político, la época, la hegemonía geopolítica o el algoritmo. O todas a la vez.
Lo más importante para mi hoy es crear, producir, generar y hacer un aporte original que creo necesario para sembrar en el consciente colectivo -o al menos el de mis lectores- una serie de ideas que no pueden darse de una vez y de forma repentina, como hubiera sido hacer directamente un libro, una charla o un video. Todo tiene sentido y un destino, aunque no lo parezca.
El multiverso, OCON es decir todas aquellas formas en las que verseo (sic), tienen una una raíz común y un fin último: La creación de una nueva vanguardia cultural.
Invito a todos los lectores a la experiencia multidimensional, que no está para ser cómoda, sino todo lo contrario. Una continua experimentación personal, con sus aciertos y errores. A un desorden caótico bajo una búsqueda vanguardista.
Sepan entenderme, perdonarme y acompañarme.


